miércoles, 28 de septiembre de 2016

VENERABLE MAGGIORINO VIGOLUNGO “APÓSTOL DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL”


“Siendo un niño escogió la vocación más hermosa de la tierra. Quiso dar a todos los hombres la Buena Noticia del modo más atractivo y eficaz. Y Dios le sorprendió llamándolo a la sala de redacción cuando apenas contaba con catorce (14) años, lleno de méritos, de esfuerzos y de bondad”.[1]

Frase preferida de Maggiorino Vigolungo: 
“Progresar un poquito cada día”

Su Vida:
          Maggiorino Vigolungo nació en Benevello d’Alba el 06 de mayo de 1904 en una familia modelo, formada por Francesco Viggolungo y Secondina Caldelara. En el bautismo le impusieron los nombres de Maggiorino y Segundo. De inteligencia abierta y de temperamento alegre y muy vivaz, quería ser el primero en todo: en el estudio, en el juego, en el trabajo, en la bondad. La incomparable maestra Pierina Pusineri lo definió con estas palabras: “inteligencia rápida, memoria felicísima, capacidad de aprender y retener con facilidad todo lo que aprendía”. Al encontrarse con el Padre Santiago Alberione, comenzó con él la dirección espiritual, y se entusiasmó con tres cosas que se convirtieron en su ideal: Llegar pronto a ser santo; ser sacerdote y ser apóstol de la Buena Prensa. Su sueño era ser sacerdote, para predicar y salvar muchas almas y tenía una meta “llegar a ser santo como el Señor lo quería”.

          Este pequeño jovencito responde a la invitación del Señõr el 15 de octubre de 1916 y entró en la Sociedad de San Pablo con tan solo doce (12) años y se encontraba feliz de su vocación y de poder predicar el Evangelio con la prensa y la difusión de los buenos libros y periódicos, al irse al seminario escribe a su familia:

Rezad para que no traicione mi vocación, porque es la más hermosa de todas”.

          Algo que se puede mostrar de este joven sobre su carisma es desde el momento de la pregunta que le hace su maestra y sin olvidar que él contesta con toda seguridad; que él tenía ya una iluminación del Señor de llegar a ser sacerdote y con sus palabras ya nos dice todo: “Llegar pronto a ser santo, ser sacerdote y ser apóstol de la Buena Prensa”. “Hay un aspecto que merece destacarse: “Maggiorino Vigolungo es el aspirante modelo de una vocación nueva en la Iglesia: vocación que requiere inteligencia y visión amplia de las necesidades (eclesiales) y una apertura que abarca todas las formas modernas de apostolado… por eso, la figura del nuevo Siervo de Dios se integra en nuestro tiempo con toda su actualidad”. Afirmaba el Fundador[2]. Era obediente y humilde, pero lo era por virtud no por estupidez. Maggiorino era un muchacho espabilado, sabía en qué consistía el mal; no era bueno por naturaleza, sabia dominar su carácter. Su bondad y tolerancia eran el fruto de su constante ejercicio de la virtud. Pensaba las cosas antes de hacerlas, pero después defendía con entereza su posición, sin cerrarse al diálogo y a las ideas de los otros.

         Insistía en sus razones, defendía sus trabajos y hacia proyectos y conocía el riesgo.

          Unos de los rasgos que se pude nombrar de Maggiorino es que amó a Dios, respetó al prójimo, quiso cambiar la faz de la tierra, con el anuncio novedoso de la mejor de las noticias. Era un chico entregado al Evangelio y soñaba imitar a Cristo en todo.



[1] Libro: Adolescentes y Apóstol “Maggiorino Vigolungo” Autor: Manuel Díaz Alvarez.
[2] (CISP 437).

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